viernes, 27 de julio de 2012

Las Rémoras.


Las decisiones retardadas son tan dañinas como las malas decisiones y la ausencia de decisiones tiende un manto protector sobre la superficie del pozo profundo en el que bullen los desordenes de una época.    

 

Desde que el reconocimiento de las prohibiciones absurdas levantara voluntades en Cuba y más allá de sus aguas territoriales, las medidas en consecuencia no han destacado por recomponer ciertas sensaciones internas sobre una realidad tan opaca como maltrecha. A falta de encuestas públicas que validen estos supuestos no queda otra que sopesar cuanto trasciende por las vías alternativas ocupantes del vacío de los silencios autoimpuestos y de los anuncios postergados.
No todo es campaña de difamación, ni confabulaciones del resentimiento. Por el lenguaje se dan a conocer los pájaros de mal agüero. De esos,  mientras más lejos mejor. Hay otras voces con talento y rigor. Escriben sus verdades por conocimiento de causa aportando convencimiento en torno a sus análisis de lo cubano. No hay más que leer los comentarios in situ reconociendo argumentos. Conocedores asentados  en la isla o no siguen su actualidad apuntalando versiones con las fuentes a su alcance que los vericuetos de las fuentes en Cuba son muy empedrados sobre todo para quien intenta desentrañar errores que conllevan a identificar la mala gestión de… Durante décadas el asecho enemigo, la complejidad de todos los momentos y otras tantas prioridades para salvaguardar el proyecto han propiciado protección a las actuaciones impropias. Desidia, despilfarro, corrupción y mediocridad son fenómenos incubados bajo un falso triunfalismo que en cierta medida ha permitido posicionar las versiones desentendidas de los logros y enajenadas con el fin de la historia.
El doble discurso -descendiente directo de la doble moral- es tan viejo como decepcionante.
Los ciudadanos no entienden que opciones válidas como el trabajo por cuenta propia sea en precario. Acceden a créditos pero no a proveedores al por mayor y garantizados. Acuden entonces a lo que encuentran: el mercado negro. Una nueva resolución aduanal, a pocos meses de la anterior, intenta contener la provisión a los emprendedores con la torpeza de perjudicar a las familias que por esa vía reciben ayudas ante el desabastecimiento de la red comercial donde los productos de primera necesidad se venden con una moneda diferente a la de sus salarios. Han botado el sofá, dice con razón una joven bloguera. Para conocer el estado de opinión no hay que realizar encuestas autorizadas. El descontento late en la calle.
La postergación de la llevada y traída reforma migratoria desparrama toda índole de comentarios que subrayan la prominencia de los ingresos provenientes de los trámites. Si así es el énfasis popular es porque no  comparte o no han sido bien explicadas  las razones que algunas autoridades han esgrimido sobre la demora. Esencialmente son enfoques de seguridad nacional los que destacan quienes se han referido al asunto migratorio. Recuerdan actuaciones terroristas o políticas de un enemigo histórico que obliga a proteger las normas de entrada y salida al país. Durante más de cinco décadas semejantes actuaciones, además del rechazo social, han concitado medidas defensivas. Cuba ha demostrado sobrada experiencia en esas lides. Sin embargo el letargo continúa  cuando el presidente Raúl Castro acaba de declarar que “haber resistido 50 años al imperio es la gran proeza del pueblo cubano”.
El ritmo de asuntos esenciales deja un sinsabor de atolladero sobre el que los analistas escriben múltiples ensayos inherentes al contexto actual de lo cubano. Un poeta aconseja que   "hablemos de lo imposible porque de lo posible ya sabemos demasiado". Y la gente con un sentido práctico sobre las cuestiones de su mundo aboga por sacudir el árbol y dejar atrás las rémoras.